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martes, 21 de febrero de 2012

Fuera del Promedio

A menudo me ocurre que veo a la gente escribir de gustos, aficiones o costumbres que supuestamente tiene “todo el mundo” y no me siento para nada identificada. Y no solo yo, en general siento que casi nadie de mi círculo cercano encaja con lo que se supone que es “promedio” o que hace (citando a nuestro presidente) “la inmensa mayoría de los chilenos”. Y no me vengan con cuestiones socioeconómicas, que muchas de estas cosas compartidas por “la mayoría” incluyen a gente de un estrato alto, como me ha tocado observar. Entonces, me encuentro a mí misma sintiéndome algo alienígena y preguntándome “¿Seré yo, Señor?”.(No les voy a comentar que escucho una voz en mi cabeza que me responde “SIIIII”, porque ahí definitivamente me tildan de esquizofrénica... ... oh wait!)

El otro día veía a un tipo en mi Timeline de Twitter quejándose de que “típico que a las minas ahora les gustan los tipos estilo wachiturros”. Yo no pude evitar preguntarle horrorizada que qué minas son ésas, porque yo no conozco a ninguna. La mayoría de mis amigas detesta el reggaetón, se sentiría humillada de ser vista con un reggaetonero, y esto se extiende también para esta nueva moda wachiturra, que parece ser, y perdonen la expresión, la misma mierda con distintas moscas. Luego veo también a gente comparando el comportamiento de personas que están en un reality show con el del común de la gente. Entonces me pregunto, ¿en qué momento perdimos los referentes? ¿O es que nunca los tuvimos, éstos siempre han sido aquellos en los que la mayoría de las personas se basan y yo simplemente no me había dado cuenta?

Pero va más allá de eso, de las “modas”, de los wachiturros, el reality show de turno o un montón de cosas a las que yo me refiero con suerte para echar la talla y un lote de gente se toma en serio. Va desde que se supone que a las minas les gusta la música romántica en español (a mí me carga, la encuentro latera y cebollenta a más no poder y Arjona se merece todas las penas del infierno por yeta, cliché, golpeador de mujeres, y que todas sus canciones sean iguales), que todas somos unas indecisas que no sabemos lo que queremos (gracias, Pilar Sordo, por eso), que todas rayamos el tubérculo con matrimonio y bebés, etc. Y para los hombres va lo mismo, todos le tienen miedo al compromiso, ven fútbol todo el tiempo y son prácticamente unos trogloditas que con suerte se bañan, son simples hasta decir basta y date con una piedra en el pecho si son capaces de articular más de dos oraciones seguidas y además no te gorrean.

No me malentiendan, yo también me río con uno que otro chiste basado en generalizaciones (sin ir más lejos con el comercial de Quilmes casi me hago pipí de la risa), y seguro que encajo con mil cosas con las que se suele generalizar a las minas (me encanta la ropa y los zapatos, solo por decir una), pero muchas veces me dan ganas de salir a defender a las mujeres, a los hombres, o a los jóvenes o al grupo que sea con el que se está generalizando porque simplemente eso no es lo que veo yo en mi día a día, con la gente con la que me rodeo, comparto y con la que me gusta relacionarme.

Mis amigos muchas veces se juntan a jugar rol en vez de ver fútbol y son seres complejos y cultos, nada que ver con las caricaturas del hombre troglodita. Tengo ex compañeros de trabajo o de U que están lanzando sus libros en vez de casándose y teniendo guagua, a mis amigas les gusta el rock, más de alguna no tiene idea de realities ni farándula en general y muchas cuando leemos ciertos blogs o revistas femeninas nos quedamos marcando ocupando con los temas expuestos en ellos. Pero luego lo pienso, y me doy cuenta que la defensa del grupo de turno que está siendo criticado o generalizado no vale la pena. Yo puedo conocer a toda esta gente interesante que es harto más que una caricatura de su género, grupo etáreo, preferencia sexual, etc. pero las caricaturas se basan en la gran mayoría de la gente, en el promedio. Y quizás no somos parte de ese promedio, las campañas publicitarias no están pensada para nosotros, ni tampoco los medios más tradicionales con sus tendencias y temáticas que se supone que representan a todos.

Sin embargo, esto me reafirma algo que siento cada día más cierto: “Dime con quien andas y te diré quien eres”. Cada uno elige de quién rodearse. Cada uno ve qué le gusta. Si usted, dama, se queja constantemente del macho poco comprensivo y troglodita, quizás a usted le gustan los hombres así, y está bien que lo reconozca, no tiene nada malo, es solo su preferencia personal. Lo mismo va para los hombres a los que les gustan las minas histéricas. Pero porfa, no nos meta a tod@s en el mismo saco y sea consciente de que si algún día quiere buscar algo distinto, podría encontrarlo. Pero ojo, que en volada lo encuentra y no le gusta. Y ahí el drama es otro.

lunes, 6 de febrero de 2012

El Super Bowl y Lo Ajeno

Ayer fue la final del Super Bowl en Estados Unidos. Al parecer, mucha gente aquí en Chile la habría visto y comentado por las redes sociales. Y ante eso, como siempre, aparecen las quejas: que para qué ven deportes de los que no saben nada y que son de otros países, que lo hacen por poseros, que siempre celebrando y viendo cosas que no son nuestras, que son de EEUU o alguna otra parte y no tienen nada que ver con nuestra cultura, que es el colmo, que quizás el próximo año van a dar el Super Bowl en TV abierta acá en Chile y que cómo puede ser esto, etc.

Personalmente, me causa gracia como la gente utiliza esta noción de "lo ajeno" y "lo nuestro". Entiendo que puedan molestar las "modas" y las cosas que ciertas personas hacen o siguen por "pintamonos" y no porque realmente les importen o sepan sobre ellas. Pero esto se da siempre, en mil aspectos de la vida. De toda la gente que dice que le gusta algo, siempre habrán algunos que se lo tomen más en serio que otros, y puede que para muchos sea simplemente una afición pasajera que pronto olvidarán. Esto no es algo que se pueda evitar, porque no podemos obligar a la gente a que si se va a interesar un poco sobre algo, se lo tome 100% en serio. Quizás para muchos no es algo serio, solo una diversión del momento que los distrae brevemente del día a día. Y eso me parece válido.

Por lo demás, el fútbol americano es un deporte, y si alguien se interesa en serio por él, y quiere seguirlo y ver la final del Super Bowl, me parece excelente, cada uno ve qué le gusta y por qué. No me gusta mucho eso de enfatizar tanto en "lo ajeno". Está bien querer cuidar las costumbres propias, mantener vivas las tradiciones y celebrar lo que para nosotros es típico, pero no veo por qué una cosa tiene que ser excluyente de la otra. Es como si mucha gente no entendiera que vivimos en un mundo globalizado, en el que tenemos acceso a una gran cantidad de información a la que antes no teníamos, y que nos permite conocer otras culturas, costumbres, celebraciones y deportes, interesarnos también en ellos, aprender y quizás hasta disfrutarlos.

Por otro lado, si empezamos a ponernos puristas con lo que es tradicional, estaríamos solo jugando chueca, celebrando el 18 de septiembre (o el 12 de febrero, o ambas fechas, lo dejo a su criterio) y podríamos argumentar que ni siquiera algunos feriados o celebraciones religiosas tienen mucho sentido si una parte importante de la población no es católica, como lo muestran los más recientes censos. Francamente, si alguien quiere celebrar Halloween, San Patricio, el Día de la Marmota, el Día de la Toalla, ver rugby, fútbol americano, curling o trasladar a la esposa, me da lo mismo mientras no le hagan daño a nadie. Vive y deja vivir, dicen por ahí. Ojalá la gente celebre o siga estas cosas relativamente informada y no solo por pintar el mono, concuerdo en que eso sería lo ideal, pero si alguien solo quiere distraerse un rato y ver un deporte típico del otro hemisferio o ir a una fiesta de Halloween solo para pasarlo bien y echar la talla, creo que también es bienvenido a hacerlo.

Siento que si nos pusiéramos muy estrictos con "lo ajeno" y "lo propio", terminaríamos aislados y limitando las libertades personales de hacer lo que te dé la regalada gana mientras no pases a llevar a nadie. No me gustaría vivir en un país donde la gente no puede elegir qué deporte seguir, o qué festividad celebrar, porque ése es solo el comienzo para qué te digan qué puedes y qué no puedes ver en la televisión, leer, o escuchar. Es el punto de entrada para el totalitarismo y para terminar en una sociedad que te dice constantemente quienes son "los otros" y quienes somos "nosotros". Y crear una "otredad", como decía un profesor en Periodismo, así de marcada, es francamente peligroso.

viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Qué ven en el mundo?

Independiente de lo que digan de U2, a mí me gustan. Pueden alegar que son fomes, o sobre el activismo para la foto de Bono, sin embargo hace varios años ya a mí me cautivaron. Mi álbum favorito de ellos se llama "All that you can't leave behind". Lo que más me gustó de las canciones de este álbum fueron las letras. Las escuchaba en un período difícil de mi vida. De esos momentos en los que solo quieres darte por vencido, pero sabes que no puedes, así que te esfuerzas por seguir adelante, aunque no le veas el sentido, porque sabes que no te queda otra. Y en ese entonces, escuchaba el disco y se me llenaba los ojos de lágrimas. Sentía como si todas las canciones hubiesen sido escritas especialmente para mí, en ese momento específico de mi vida.

Hace poco me reencontré con ese álbum. Lo pillé entre un lote de CDs que tengo y se me ocurrió escucharlo. Recordaba con particular cariño canciones como "Walk On", que me alentaban a seguir adelante cuando estaba mal. Pero oyéndolo, pillé una canción de la cual inicialmente no me acordaba. Se llama "When I look at the world", y tiene una letra que me dejó pensando. Dice algo así:

"When you look at the world
What is it that you see?
People find all kinds of things
That bring them to their knees"

Me quedé pensando en qué veo cuando miro el mundo, y la vida en general. Esto me da vueltas desde hace algún tiempo. Lo cierto es que veo caos. Veo un enorme sinsentido al cual luchamos por darle algún sentido y, sin embargo, muchas veces fallamos. Hay hechos, tragedias horribles, eventos que te quitan el aliento, a los cuales simplemente no puedo darles sentido. Creo que todos, finalmente, luchamos por intentar darle sentido solo a nuestra propia vida, lo único que podemos controlar en la medida de lo posible. Intentamos darle sentido amando a alguien -no me refiero solo al amor romántico-, compartiendo con nuestros seres queridos, ayudando a alguien, haciendo algo que nos apasiona, intentando aprender y crecer o en algunos casos simplemente intentando pasarla bien, disfrutar el viaje.

Recuerdo ciertas cosas. La tragedia ocurrida hace poco, el avión que se estrelló y las vidas que se perdieron. Como falleció en un accidente la esposa de un conocido muy cercano a varios amigos míos y la profunda desolación de quienes la conocieron y amaron. La muerte de la esposa de un profesor de la universidad, que dejó a 3 hijos, uno de ellos recién nacido. Pienso en mi papá. Pienso en lo que le ocurrió a mi mamá. Pienso en la historia de una amiga, que cuando me la contó, le dije de todo corazón "lo que te pasó no debería pasarle a nadie". Pienso en el terremoto y en cómo hubo gente que lo perdió todo, no solo lo material sino también a sus seres queridos. Pienso en las terribles situaciones sobre las cuales leía en Reuters, en las noticias que me tocaba ver: guerras civiles, crisis humanitarias, hambruna, violaciones a los derechos humanos, violencia y situaciones desesperadas en países que apenas somos capaces de señalar en un mapa.

Pienso en todo esto, y no le encuentro sentido. Confirma mi hipótesis del caos. Lamentablemente ya no soy una persona religiosa y no le encuentro ese sentido de que el dolor ennoblece o que son pruebas de Dios para fortalecer nuestro espíritu. Creo realmente que el mundo es un caos, como un huracán que avanza sin un camino fijo trazado, no sabes dónde va a azotar ni cuándo puede que te golpee a ti o a alguien a quien amas. Sin embargo, creo firmemente que el sentido podemos dárselo nosotros. No podemos buscarlo en aquello que no podemos controlar, debemos darle forma mediante nuestras propias acciones. Veo gente que todavía se juega la vida por un ideal, y siento que eso es lo que están haciendo: dándole sentido al menos a sus propias vidas, y ayudándonos al resto a sentir que soñar vale la pena.

Veo a gente que lucha por aquello en lo que cree, gente con convicciones, gente que ayuda desinteresadamente, gente que sueña con cambiar el mundo y no acepta un "es imposible" por respuesta. Y la historia nos cuenta sobre muchos sueños e ideales que salieron mal y se convirtieron en lo contrario a aquello con lo cual se soñaba. La libertad se convirtió en opresión y los sueños se volvieron pesadillas. Pero de vez en cuando quiero creer que el mundo ha cambiado para mejor, y que la misma historia, vista desde otra perspectiva, también lo prueba. Ya no hay esclavitud, hay una mayor (aunque no total) igualdad de derechos, hay más democracias y menos tiranías, hay mayor acceso a la información. Y sin duda aún queda mucho por mejorar. Y eso es lo que quiero ver en el mundo, no solo el caos, sino también las posibilidades. Las infinitas posibilidades, no solo en el mundo, sino en cada una de nuestras vidas.

Y ustedes, ¿qué ven en el mundo y qué quisieran ver?

Foto tomada por mí en una marcha. Más en Flickr.

domingo, 28 de agosto de 2011

1.800 Horas por la Educación

Hace algunos años que parece que el "running" o las corridas se pusieron de moda en Chile. Hay cada vez más, y ya sabemos que en primavera y otoño es temporada de corridas en Santiago, mientras que en el verano, éstas se trasladan a zonas playeras o regiones. He visto corridas por algunas causas -como el cáncer de mamás- o auspiciadas por diversas marcas o instituciones. Algunas son de 5k, de 10k, de 21k y está la Maratón de Santiago. Y entre todas éstas, surgió una distinta. No medida por cantidad de kilómetros, sino por horas. En la que no había que pagar la inscripción. En la que cualquiera podía participar, por la distancia que quisiera y cuándo quisiera. Era alrededor de la Moneda. Podías asistir cuando prefirieras siempre y cuando fuese dentro de las 1800 horas por la educación.


Me enteré por esta iniciativa por Facebook, alguien me invitó al "evento" y debo confesar que al principio no le presté mucha atención, fue como de esos avisos que ves y te dices a ti misma que lo verás mejor después. Hasta que un día pasé caminando frente a La Moneda. Era una noche de invierno, cerca de las 20.30 hrs y hacía mucho frío. Y vi a un chico, solo, pasar corriendo con una bandera negra. Entonces recordé el evento. Y entonces me pareció no solo admirable lo que estos jóvenes estaban haciendo, sino una forma original, sana y pacífica de manifestarse.

Las 1.800 horas por la educación no captaron solo mi atención. Han aparecido en prensa nacional y extranjera. Han impresionado a muchas personas, que se han mostrado admiradas de este deporte con propósito social, de la organización que ha habido de fondo y de la perseverancia de los corredores, que mantuvieron la bandera negra en movimiento sin parar por 1.800 horas, aunque lloviera, hiciera frío, fuera de noche, de día o de madrugada, aunque hubiesen disturbios y lacrimógenas en los alrededores, aunque no siempre fuese seguro y aunque no hayan contado con mucho apoyo al comienzo.

Orgullosamente puedo decir que corrí unas humildes 3 vueltas alrededor de La Moneda. Las 1.800 horas estaban por terminar, había mucha gente apoyando a los corredores y eran varios corriendo, considerablemente más de los que vi ése día en el que vi a un chico corriendo solo con la bandera negra. Cuando me acerqué al lugar y comencé a ver a los chicos corriendo y otros pidiendo monedas en la calle en apoyo a la actividad, y muchos otros en el puesto de hidratación, animando y atendiendo a los corredores, me emocioné. Hay algo en estas manifestaciones pacíficas y el apoyo que reciben que me parece hermoso. Para la gente que participa no es un sacrificio manifestarse pacíficamente por algo en lo que creen, es lo mínimo que pueden hacer. Y saber que hay gente que piensa así, me hace tener fe en el futuro de Chile.

Corrí y fui animada no solo por la gente del puesto de hidratación, que cantaban y gritaban "ánimo" y "otra (vuelta) más" a los corredores. La gente en la calle nos animaba, los conductores tocaban la bocina en apoyo, algunos nos preguntaban que cuándo terminaba la actividad. Ver tanto respaldo a lo que estábamos haciendo era una motivación extra. Te hacía sentir que podías cambiar el mundo y la perspectiva de la gente, una vuelta a La Moneda a la vez.

Las 1.800 horas terminaron el sábado 27 de agosto con la bandera negra pasando de mano en mano alrededor de La Moneda. Llegué justo a tiempo para sumarme al "mano a mano". Luego marchamos pacíficamente por Paseo Bulnes, en un agradable ambiente familiar, con batucadas, gente disfrazada y artistas callejeros, hasta llegar al Parque Almagro, donde se llevó a cabo un acto cultural. Hablaron algunas personas de la organización de las 1.800 horas y algunos participantes ilustres. Entre ellos los "tíos" del kiosko ubicado en Agustinas, frente a la Plaza de La Constitución, donde se encontraba el puesto de hidratación para los corredores. Ellos prestaron electricidad a los chicos de la organización, además de espacio y buena onda. Expresaron lo hermoso que fue para ellos ver cómo los chicos corrían y se manifestaban, "sin insultar a nadie y sin violencia", simplemente para defender sus convicciones, con la esperanza de crear un Chile mejor del cual ellos esperaban que sus nietos se pudieran beneficiar algún día. Hablaron con tanta emoción que resultaba contagioso.

También escuché la historia de cómo surgió la idea de las 1.800 horas. Un estudiante de teatro de la Universidad de Chile en una asamblea dijo "Tengo una idea, pero no la puedo hacer solo", y propuso correr 1.800 horas seguidas alrededor de La Moneda. No tuvo apoyo de la asamblea de estudiantes, así que decidió hacerlo solo de todos modos. Y comenzó a correr y a recibir apoyo y ahí finalmente pidieron permiso a la Intendencia para comenzar oficialmente el conteo de las 1.800 horas el 13 de junio, para concluirlo el sábado 27 de agosto. La bandera negra estuvo en movimiento constante entre esas fechas, día y noche. El sábado a las 14.30 horas dejó de dar vueltas alrededor del palacio presidencial. Sin embargo, el movimiento estudiantil sigue en marcha, con o sin corredores. Porque cambiar Chile también es una idea que nadie "puede hacer solo". Porque mientras los políticos se muestran reacios a moverse y cambiar, los estudiantes corren y sueñan en grande. Y está bien. Ya era hora de que alguien lo hiciera.



1800 horas corriendo por la educación pública y gratuita
La carrera y el reclamo

viernes, 26 de agosto de 2011

El Conflicto Estudiantil

Hay algo en lo que casi todos los chilenos, independiente de cuál sea nuestra tendencia política, creo que podemos estar de acuerdo: las cosas no andan bien en la educación. Y es así desde hace tiempo. Y algunos erróneamente creen que al mencionar esto, se trata solo de universidades, sin embargo el tema parte desde salas cuna hacia arriba.

Dependiendo de a quién le pregunten, serán distintas las cosas que señalarán que ellos creen que están mal o el por qué esas cosas no andan como deberían. Pero dudo que se pueda hallar a mucha gente que realmente crea que todo anda perfecto en materia educacional en el país.

Pueden estar en desacuerdo con las manifestaciones, o con la forma de manifestarse. Pueden sentir que el malestar está politizado, o incluso creer que los estudiantes están en paro porque son flojos y por eso prefieren estar sin estudiar. No importa. No conozco a muchas personas capaces de mirarme a la cara y decirme que todo está bien con la educación chilena, que todos pueden acceder a una educación de calidad si lo desean, que todo el mundo goza de la educación que se merece o que quisiera tener. Es que en muchos niveles distintos, desde la gente a la que oímos pronunciar mal algunas palabras en la calle -no por moda ni por modismos sino porque no tuvieron una educación que les haya permitido saber cómo se dicen bien ciertas cosas- hasta esa persona que entró a la universidad y debió retirarse por problemas económicos, vemos o sufrimos las desigualdades de la educación en el país.

Foto tomada por Carlos

Quizás el fin al lucro no solucione -al menos no por completo- el problema. Quizás una educación gratuita no sea la respuesta. Pero de que queremos un mayor acceso a una educación de calidad (ojo, desde el colegio, nuevamente no me refiero solo a la universidad), lo queremos.

Y esto se viene desde hace tiempo. Quizás las redes sociales han ayudado a extender más el movimiento, de maneras que antes no se podía, o se han ido sumando los malestares por otros temas nacionales, que han desembocado en esta gran sensación de que las cosas no están bien, así en general. Quizás las protestas de años anteriores -en las que yo misma participé- como en 2005 (principalmente universiataria y que pocos recuerdan) o el 2006 (principalmente secundaria y conocida como "Revolución Pingüina") eran una señal de lo que se venía. El malestar aumenta y se acumula al sentir que los políticos -del lado que sean- no dan respuesta a las demandas. Y la respuesta ni siquiera tiene que ser "sí" a todo lo que se exige, pero por último una explicación satisfactoria, un plan a más largo plazo, que, como Bárbara dijo, no nos hagan sentir como que están insultando nuestra inteligencia.

Por eso apoyo a los estudiantes. Porque algo está mal. Y la verdad, es que si queremos buscar culpables, como dice una película que me gusta mucho, solo tenemos que vernos al espejo. Por no haber exigido mejores políticos mostrando nuestro rechazo en las urnas por la decadencia de la política actual. Por no haber protestado más antes. Por siempre dejar que nos pasen a llevar sin reclamar, o sin reclamarle a quienes deberíamos reclamarles. Porque es tiempo de hacernos responsables por nuestros males y de actuar para cambiarlos. Es tiempo de reconocer que si las cosas están mal, es porque nosotros lo hemos permitido. Porque es tiempo de no permitirlo más.



"...but again truth be told, if you're looking for the guilty, you need only look into a mirror" - V for Vendetta.



PS: Mi visión sobre qué debería cambiar en la educación y los problemas que genera en la sociedad tener un acceso tan segregado a una educación de calidad, los dejo para otra entrada, quedaría muy larga ésta si los incluyera.