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lunes, 6 de febrero de 2012

El Super Bowl y Lo Ajeno

Ayer fue la final del Super Bowl en Estados Unidos. Al parecer, mucha gente aquí en Chile la habría visto y comentado por las redes sociales. Y ante eso, como siempre, aparecen las quejas: que para qué ven deportes de los que no saben nada y que son de otros países, que lo hacen por poseros, que siempre celebrando y viendo cosas que no son nuestras, que son de EEUU o alguna otra parte y no tienen nada que ver con nuestra cultura, que es el colmo, que quizás el próximo año van a dar el Super Bowl en TV abierta acá en Chile y que cómo puede ser esto, etc.

Personalmente, me causa gracia como la gente utiliza esta noción de "lo ajeno" y "lo nuestro". Entiendo que puedan molestar las "modas" y las cosas que ciertas personas hacen o siguen por "pintamonos" y no porque realmente les importen o sepan sobre ellas. Pero esto se da siempre, en mil aspectos de la vida. De toda la gente que dice que le gusta algo, siempre habrán algunos que se lo tomen más en serio que otros, y puede que para muchos sea simplemente una afición pasajera que pronto olvidarán. Esto no es algo que se pueda evitar, porque no podemos obligar a la gente a que si se va a interesar un poco sobre algo, se lo tome 100% en serio. Quizás para muchos no es algo serio, solo una diversión del momento que los distrae brevemente del día a día. Y eso me parece válido.

Por lo demás, el fútbol americano es un deporte, y si alguien se interesa en serio por él, y quiere seguirlo y ver la final del Super Bowl, me parece excelente, cada uno ve qué le gusta y por qué. No me gusta mucho eso de enfatizar tanto en "lo ajeno". Está bien querer cuidar las costumbres propias, mantener vivas las tradiciones y celebrar lo que para nosotros es típico, pero no veo por qué una cosa tiene que ser excluyente de la otra. Es como si mucha gente no entendiera que vivimos en un mundo globalizado, en el que tenemos acceso a una gran cantidad de información a la que antes no teníamos, y que nos permite conocer otras culturas, costumbres, celebraciones y deportes, interesarnos también en ellos, aprender y quizás hasta disfrutarlos.

Por otro lado, si empezamos a ponernos puristas con lo que es tradicional, estaríamos solo jugando chueca, celebrando el 18 de septiembre (o el 12 de febrero, o ambas fechas, lo dejo a su criterio) y podríamos argumentar que ni siquiera algunos feriados o celebraciones religiosas tienen mucho sentido si una parte importante de la población no es católica, como lo muestran los más recientes censos. Francamente, si alguien quiere celebrar Halloween, San Patricio, el Día de la Marmota, el Día de la Toalla, ver rugby, fútbol americano, curling o trasladar a la esposa, me da lo mismo mientras no le hagan daño a nadie. Vive y deja vivir, dicen por ahí. Ojalá la gente celebre o siga estas cosas relativamente informada y no solo por pintar el mono, concuerdo en que eso sería lo ideal, pero si alguien solo quiere distraerse un rato y ver un deporte típico del otro hemisferio o ir a una fiesta de Halloween solo para pasarlo bien y echar la talla, creo que también es bienvenido a hacerlo.

Siento que si nos pusiéramos muy estrictos con "lo ajeno" y "lo propio", terminaríamos aislados y limitando las libertades personales de hacer lo que te dé la regalada gana mientras no pases a llevar a nadie. No me gustaría vivir en un país donde la gente no puede elegir qué deporte seguir, o qué festividad celebrar, porque ése es solo el comienzo para qué te digan qué puedes y qué no puedes ver en la televisión, leer, o escuchar. Es el punto de entrada para el totalitarismo y para terminar en una sociedad que te dice constantemente quienes son "los otros" y quienes somos "nosotros". Y crear una "otredad", como decía un profesor en Periodismo, así de marcada, es francamente peligroso.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Radiografía de la Tragedia

El viernes 2 de septiembre por la tarde, una terrible tragedia golpeó a nuestro país. Una avioneta, camino al Archipiélago de Juan Fernández, se perdió. En ella viajaban 21 personas, una de ellas un conocido animador de un popular matinal de la televisión chilena, Felipe Camiroaga. Pronto se descubrió que se habría estrellado en el mar y que no habían sobrevivientes.

Varias explicaciones se han intentado dar al por qué ocurrió este horrible accidente. Hay quienes dicen que la culpa fue de los vientos o las condiciones metereológicas del momento en el que la avioneta tenía previsto aterrizar. Otros alegan que no había suficiente combustible para que la nave regresara al continente, como debió haberlo hecho al fallar en sus intentos de aterrizaje. Algunos han señalado la falta de experiencia de la piloto. Sin duda, solo una cosa es innegable, que fue una espantosa tragedia, como lo son todos los accidentes en los que hay víctimas fatales. El hombre pone su confianza ciegamente en la tecnología y en aquellos que la manejan, y sin embargo a veces falla, sorprendiéndonos a todos, poniendo fin a vidas que esperábamos que duraran mucho más, cambiando las vidas de los seres amados de las víctimas, que los sobreviven y lloran su inesperada pérdida. Todo esto es terrible, y creo que hay consenso generalizado en ello. Pero de vez en cuando salen a la luz algunas voces discordantes.

Ya he leído en las redes sociales este tipo de comentarios. Burlas a la gente que se ha sentido conmovida por la tragedia, críticas al hecho de que se le dé mayor relevancia solo por el hecho de que había figuras públicas involucradas en el accidente, etc. Y sobre esto es que quisiera ahondar y tratar un par de puntos:

- Fallece gente todos los días por causas horribles, como los niños que mueren de hambre en Africa. ¿significa esto que está mal sentirse conmovido por las personas que murieron en un avión? ¿Hace esto menos digna de asombro la tragedia actual? Mi opinión es que no. Lo cierto es que la gente debería tener más conciencia y mayor sensibilidad ante las realidades ajenas a la nuestra, en la que espantosos hechos ocurren en el día a día, y tratar de poner su granito de arena para ayudar a solucionarlas, no menos. Desde mi perspectiva, al mundo en general le hace falta un poco más de empatía hacia ciertas situaciones y no menos. Que hayan cosas terribles ocurriendo en el mundo a cada momento no debiese restarle importancia a un hecho desafortunado ocurrido que ahora vemos en nuestras pantallas, no lo hace digno de burlas ni de menosprecio. Creo que se puede pedir mayor comprensión ante otras tragedias sin restarle importancia a ésta. ¿Por qué una cosa debe ir en desmedro de la otra?

- Las personas famosas hacen que el público sienta mayor cercanía a la tragedia. Pueden criticar esto todo lo que quieran y no por eso será menos cierto. ¿Es por eso algo malo? No necesariamente. ¿Es una lata? Muy posiblemente. Claro que entiendo que a alguien le dé rabia sentir que a una tragedia se le pone atención solo porque hay alguna figura pública involucrada. Claro que entiendo que alguien pueda terminar hastiado de los homenajes y los elogios a fallecidos que no se le dan a gente anónima que muere en accidentes igual o aún más horribles. Pero es inevitable. Para mucha gente es más tangible, por decirlo de alguna manera, la muerte de un rostro al cual veían todos los días en televisión y que ahora ya no verán más, que el de un N.N. Es lógico. ¿Nosotros sentimos la misma sensibilidad por esa persona X que seguramente en este minuto está falleciendo en un accidente automovilístico en Madagascar que la que sentiríamos si nos dicen que murió nuestro músico, actor, cineasta o escritor favorito en un accidente? Seguramente no. En vez de criticar tanto el hecho de que mucha gente le dé más atención a esta tragedia por el hecho de que hay un famoso involucrado, creo que es mejor ver si se puede sacar algo bueno de eso, como poner énfasis en la seguridad aeronáutica ahora que todo el mundo está hablando del tema.

- El morbo de los medios. Ok, sobre esto no tengo nada qué explicar o "defender". El morbo vende, por lo tanto los medios lo explotan al máximo con las tragedias. ¿O me van a decir que ya se olvidaron de ciertos patéticos espectáculos televisivos transmitidos en relación al terremoto del año pasado o al rescate de los mineros? Sería maravilloso vivir en un país, o en un universo pues esto no es algo exclusivo de Chile, donde los temas sensibles se tratan con el respeto que se merecen siempre, pero lamentablemente parece que el respeto no aumenta el rating. Creo que lo mejor que se puede hacer en estos casos es cambiar el canal cuando se ve que el tema se está manoseando y manipulando de una manera irrespetuosa y morbosa. Y si no tienen cable, apaguen la TV y lean un libro o jueguen con sus hijos (si los tienen), seguramente será mucho más gratificante que ver televisión de todos modos.


Como sea, fue una horrible tragedia que esperamos que no se repita. Y si, con ella, se puso a pensar en la fragilidad de la vida y los horribles sucesos que ocurren a diario en distintas partes del mundo, aproveche y haga una buena acción, done algo de plata a la Cruz Roja o a UNICEF, vea si le tinca participar en algo de trabajo social y no se haga el leso solo criticando a los demás sin hacer nada. A todos nos hace bien ayudar un poco al prójimo de vez en cuando.

domingo, 28 de agosto de 2011

1.800 Horas por la Educación

Hace algunos años que parece que el "running" o las corridas se pusieron de moda en Chile. Hay cada vez más, y ya sabemos que en primavera y otoño es temporada de corridas en Santiago, mientras que en el verano, éstas se trasladan a zonas playeras o regiones. He visto corridas por algunas causas -como el cáncer de mamás- o auspiciadas por diversas marcas o instituciones. Algunas son de 5k, de 10k, de 21k y está la Maratón de Santiago. Y entre todas éstas, surgió una distinta. No medida por cantidad de kilómetros, sino por horas. En la que no había que pagar la inscripción. En la que cualquiera podía participar, por la distancia que quisiera y cuándo quisiera. Era alrededor de la Moneda. Podías asistir cuando prefirieras siempre y cuando fuese dentro de las 1800 horas por la educación.


Me enteré por esta iniciativa por Facebook, alguien me invitó al "evento" y debo confesar que al principio no le presté mucha atención, fue como de esos avisos que ves y te dices a ti misma que lo verás mejor después. Hasta que un día pasé caminando frente a La Moneda. Era una noche de invierno, cerca de las 20.30 hrs y hacía mucho frío. Y vi a un chico, solo, pasar corriendo con una bandera negra. Entonces recordé el evento. Y entonces me pareció no solo admirable lo que estos jóvenes estaban haciendo, sino una forma original, sana y pacífica de manifestarse.

Las 1.800 horas por la educación no captaron solo mi atención. Han aparecido en prensa nacional y extranjera. Han impresionado a muchas personas, que se han mostrado admiradas de este deporte con propósito social, de la organización que ha habido de fondo y de la perseverancia de los corredores, que mantuvieron la bandera negra en movimiento sin parar por 1.800 horas, aunque lloviera, hiciera frío, fuera de noche, de día o de madrugada, aunque hubiesen disturbios y lacrimógenas en los alrededores, aunque no siempre fuese seguro y aunque no hayan contado con mucho apoyo al comienzo.

Orgullosamente puedo decir que corrí unas humildes 3 vueltas alrededor de La Moneda. Las 1.800 horas estaban por terminar, había mucha gente apoyando a los corredores y eran varios corriendo, considerablemente más de los que vi ése día en el que vi a un chico corriendo solo con la bandera negra. Cuando me acerqué al lugar y comencé a ver a los chicos corriendo y otros pidiendo monedas en la calle en apoyo a la actividad, y muchos otros en el puesto de hidratación, animando y atendiendo a los corredores, me emocioné. Hay algo en estas manifestaciones pacíficas y el apoyo que reciben que me parece hermoso. Para la gente que participa no es un sacrificio manifestarse pacíficamente por algo en lo que creen, es lo mínimo que pueden hacer. Y saber que hay gente que piensa así, me hace tener fe en el futuro de Chile.

Corrí y fui animada no solo por la gente del puesto de hidratación, que cantaban y gritaban "ánimo" y "otra (vuelta) más" a los corredores. La gente en la calle nos animaba, los conductores tocaban la bocina en apoyo, algunos nos preguntaban que cuándo terminaba la actividad. Ver tanto respaldo a lo que estábamos haciendo era una motivación extra. Te hacía sentir que podías cambiar el mundo y la perspectiva de la gente, una vuelta a La Moneda a la vez.

Las 1.800 horas terminaron el sábado 27 de agosto con la bandera negra pasando de mano en mano alrededor de La Moneda. Llegué justo a tiempo para sumarme al "mano a mano". Luego marchamos pacíficamente por Paseo Bulnes, en un agradable ambiente familiar, con batucadas, gente disfrazada y artistas callejeros, hasta llegar al Parque Almagro, donde se llevó a cabo un acto cultural. Hablaron algunas personas de la organización de las 1.800 horas y algunos participantes ilustres. Entre ellos los "tíos" del kiosko ubicado en Agustinas, frente a la Plaza de La Constitución, donde se encontraba el puesto de hidratación para los corredores. Ellos prestaron electricidad a los chicos de la organización, además de espacio y buena onda. Expresaron lo hermoso que fue para ellos ver cómo los chicos corrían y se manifestaban, "sin insultar a nadie y sin violencia", simplemente para defender sus convicciones, con la esperanza de crear un Chile mejor del cual ellos esperaban que sus nietos se pudieran beneficiar algún día. Hablaron con tanta emoción que resultaba contagioso.

También escuché la historia de cómo surgió la idea de las 1.800 horas. Un estudiante de teatro de la Universidad de Chile en una asamblea dijo "Tengo una idea, pero no la puedo hacer solo", y propuso correr 1.800 horas seguidas alrededor de La Moneda. No tuvo apoyo de la asamblea de estudiantes, así que decidió hacerlo solo de todos modos. Y comenzó a correr y a recibir apoyo y ahí finalmente pidieron permiso a la Intendencia para comenzar oficialmente el conteo de las 1.800 horas el 13 de junio, para concluirlo el sábado 27 de agosto. La bandera negra estuvo en movimiento constante entre esas fechas, día y noche. El sábado a las 14.30 horas dejó de dar vueltas alrededor del palacio presidencial. Sin embargo, el movimiento estudiantil sigue en marcha, con o sin corredores. Porque cambiar Chile también es una idea que nadie "puede hacer solo". Porque mientras los políticos se muestran reacios a moverse y cambiar, los estudiantes corren y sueñan en grande. Y está bien. Ya era hora de que alguien lo hiciera.



1800 horas corriendo por la educación pública y gratuita
La carrera y el reclamo

viernes, 26 de agosto de 2011

El Conflicto Estudiantil

Hay algo en lo que casi todos los chilenos, independiente de cuál sea nuestra tendencia política, creo que podemos estar de acuerdo: las cosas no andan bien en la educación. Y es así desde hace tiempo. Y algunos erróneamente creen que al mencionar esto, se trata solo de universidades, sin embargo el tema parte desde salas cuna hacia arriba.

Dependiendo de a quién le pregunten, serán distintas las cosas que señalarán que ellos creen que están mal o el por qué esas cosas no andan como deberían. Pero dudo que se pueda hallar a mucha gente que realmente crea que todo anda perfecto en materia educacional en el país.

Pueden estar en desacuerdo con las manifestaciones, o con la forma de manifestarse. Pueden sentir que el malestar está politizado, o incluso creer que los estudiantes están en paro porque son flojos y por eso prefieren estar sin estudiar. No importa. No conozco a muchas personas capaces de mirarme a la cara y decirme que todo está bien con la educación chilena, que todos pueden acceder a una educación de calidad si lo desean, que todo el mundo goza de la educación que se merece o que quisiera tener. Es que en muchos niveles distintos, desde la gente a la que oímos pronunciar mal algunas palabras en la calle -no por moda ni por modismos sino porque no tuvieron una educación que les haya permitido saber cómo se dicen bien ciertas cosas- hasta esa persona que entró a la universidad y debió retirarse por problemas económicos, vemos o sufrimos las desigualdades de la educación en el país.

Foto tomada por Carlos

Quizás el fin al lucro no solucione -al menos no por completo- el problema. Quizás una educación gratuita no sea la respuesta. Pero de que queremos un mayor acceso a una educación de calidad (ojo, desde el colegio, nuevamente no me refiero solo a la universidad), lo queremos.

Y esto se viene desde hace tiempo. Quizás las redes sociales han ayudado a extender más el movimiento, de maneras que antes no se podía, o se han ido sumando los malestares por otros temas nacionales, que han desembocado en esta gran sensación de que las cosas no están bien, así en general. Quizás las protestas de años anteriores -en las que yo misma participé- como en 2005 (principalmente universiataria y que pocos recuerdan) o el 2006 (principalmente secundaria y conocida como "Revolución Pingüina") eran una señal de lo que se venía. El malestar aumenta y se acumula al sentir que los políticos -del lado que sean- no dan respuesta a las demandas. Y la respuesta ni siquiera tiene que ser "sí" a todo lo que se exige, pero por último una explicación satisfactoria, un plan a más largo plazo, que, como Bárbara dijo, no nos hagan sentir como que están insultando nuestra inteligencia.

Por eso apoyo a los estudiantes. Porque algo está mal. Y la verdad, es que si queremos buscar culpables, como dice una película que me gusta mucho, solo tenemos que vernos al espejo. Por no haber exigido mejores políticos mostrando nuestro rechazo en las urnas por la decadencia de la política actual. Por no haber protestado más antes. Por siempre dejar que nos pasen a llevar sin reclamar, o sin reclamarle a quienes deberíamos reclamarles. Porque es tiempo de hacernos responsables por nuestros males y de actuar para cambiarlos. Es tiempo de reconocer que si las cosas están mal, es porque nosotros lo hemos permitido. Porque es tiempo de no permitirlo más.



"...but again truth be told, if you're looking for the guilty, you need only look into a mirror" - V for Vendetta.



PS: Mi visión sobre qué debería cambiar en la educación y los problemas que genera en la sociedad tener un acceso tan segregado a una educación de calidad, los dejo para otra entrada, quedaría muy larga ésta si los incluyera.