miércoles, 29 de febrero de 2012

Mi Primer Ecoladrillo

Hace un tiempo, estaba en la casa de una chica que tenía pegado en su cocina un artículo, no recuerdo si impreso por ella de internet o arrancado de alguna revista o diario, sobre los ecoladrillos.

Mientras todos colaborábamos en la preparación de la comida, picando tomates por aquí, pelando unas paltas por allá, era natural que tu vista se desviara al artículo aquél y con él rápidamente aprendí que los ecoladrillos son un material de construcción sustentable, que cualquiera puede hacer en su casa, y que en septiembre de 2011 en el GAM hubo talleres al respecto y se recibieron ecoladrillos que las personas ya hubiesen hecho.

La misma chica tenía varios en su cocina, unas botellas plásticas rellenas de muchos envoltorios y plásticos varios, de todos colores, que llamaban rápidamente la atención al estar apilados en un rincón visible y porque varias veces nos tropezamos con ellos buscando los utensilios que requeríamos para seguir cocinando.

El tema me llamó la atención y al llegar a casa recurrí a mi querido amigo Google y busqué los ecoladrillos. Lamentablemente, me costó mucho encontrar información. Seguía encontrando una y otra vez la noticia de aquél evento en el GAM realizado en septiembre, pero la página oficial estaba en construcción y me costaba hallar información sobre dónde ir a dejar los ecoladrillos si se me ocurría empezar a hacerlos. Incluso pillé unos videos y tutoriales de cómo hacerlos, pero me seguía faltando la información de dónde dejarlos.

Finalmente, mi búsqueda (y mi insistencia, a decir verdad, seamos honestos) fue recompensada y descubrí que en el GAM el punto verde que situaron en septiembre se mantenía activo (era mi principal duda) y para asegurarme yo misma pasé por ahí y vi una linda bicicleta con un carrito donde se podía dejar este material sustentable. La información se encuentra bastante completa en La Fabulosa Minga Sustentable, página que los invito a visitar.

Punto Verde de "La Fabulosa Minga Sustentable" en el GAM.

Personalmente, ya terminé mi primer ecoladrillo (me demoré más de lo que pensaba, porque a medida que compactas los plásticos presionándolos con una cuchara de palo, aparece más y más espacio), y estoy armando el segundo. Es impresionante cuando comienzas a acostumbrarte a no botar los plásticos y, en vez de eso, reciclarlos, pensar en la cantidad de deshechos que botamos en el día y que podríamos reutilizar. No te queda otra que pensar en que si más gente lo hiciera, los basurales estarían considerablemente menos llenos y daríamos un mucho mejor uso a los artículos que utilizamos en el día a día.

Ahí está. Lindo, ¿no? ¡Ahhh! Mi bebé... (ok, ya veo que me
van a empezar a decir "la loca de las botellas").

Creo que lo más difícil de esto no es la energía que gastas en reciclar, que en definitiva no es mucha. Lo que más cuesta, al menos al comienzo, es cambiar el switch mental y acostumbrarte a pensar de otra manera, a que cada vez que vas a botar algo a la basura debes preguntarte "¿lo puedo reciclar? ¿me sirve para alguna otra cosa?". Sin embargo, esto solo es difícil al principio y pronto el proceso se vuelve cada vez más automático. Inicialmente dudas de ciertos materiales, no te acuerdas bien de todas las cosas que servían, tienes que revisar, y seguramente botas sin querer muchos deshechos que pudiste haber reciclado, pero luego le agarras el ritmo y se hace mucho más fácil. ¿Al final no es así con casi todo en la vida? Solo hay que acostumbrarse a algunas cosas, cambiar el switch, aunque sea con pequeñeces. Porque muchas pequeñeces juntas pueden hacer algo grande. Porque muchos granos de arena, conforman una playa. Solo hay que tener la voluntad de cambiar y de actuar, elegir hacer algo por sobre no hacer nada.

Instructivo para hacer Ecoladrillos from la fabulosa minga tv on Vimeo.



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